“Yo creo que desde muy pequeño mi desdicha y mi dicha al mismo tiempo fue el no aceptar las cosas como dadas. A mí no me bastaba con que me dijeran que eso era una mesa, o que la palabra ‘madre’ era la palabra ‘madre’ y ahí se acaba todo. Al contrario, en el objeto mesa y en la palabra madre empezaba para mí un itinerario misterioso que a veces llegaba a franquear y en el que a veces me estrellaba”
(Julio Cortázar)

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Papa Power (o qué pensar mientras estudias lenguas muertas)

Días en los que sabes que vas a acabar ahogándote frente a la pantalla del portátil por no tener nada mejor que hacer. Hoy es uno de esos días. Llevo varias tardes con la gramática griega encima del escritorio y leyendo poesía en los trayectos del metro. Instituto-biblioteca-casa. El tripartito estudiantil adolescente en mis propias carnes. A veces me paro a pensar lo interesante que es estudiar el mundo griego, leer fragmentos de la Odisea, creerte realizado traduciendo frases de Homero. Quizás me guste más de lo que esperaba la cultura clásica. Quizás es una nueva escapatoria de la realidad. Algo para salir del aburrimiento. Prefiero dialogar con Aquiles a pensar en qué se está haciendo. Pero es irremediable. Además, quiero ser periodista, y frustrarme con el mundo antes de pisar la facultad supongo que no es bueno. Pero me aburro. Me aburre la cara de Rajoy diciendo que el matrimonio es sólo matrimonio cuándo a él le da la gana. Me aburre la ministra de exteriores haciendo la pelota al presipegapatadas de Bolivia el mismo día que le pasa la bola de la injusticia que vive el pueblo saharaui a la ONU. Me aburre Bush diciendo que es un hombre bueno. A veces me pregunto cómo sobrevivir a la coca cola ida, los sptos publicitarios y a la semana fantástica del corte inglés. Tal vez el siglo XXI no cumple mis expectativas. Probablemente debería haber nacido en la antigua Grecia y morir condenado por hereje a los diecisiete. Sería una muerte romántica. No como ahora. Hoy la gente muere por cosas insignificantes. Síntomas traumáticos postdivorcio, un despido involuntario, un sillón en un plató de televisión. Todo este país, todo este mundo está en un mal viaje, amigo, como dijo alguna vez alguien llamado Bukowski. Él sí que era sabio. También están los que deciden ir muriendo poco a poco. Los que optan por la autodestrucción voluntaria. Acabar con ellos mismos para luego decirles te lo has buscado tú solito, tio.
El Papa ha visitado España. También lo han hecho sus guardaespaldas, sus zapatos estilosos de cuero rojo y su mercedes blanco o papamóvil. Como no iba a ser menos, ha alquilado una vez más un avión para él solito, porque el Papa es una buena persona y no tiene jet privado, prefiere repartir sus bienes entre los más pobres; como mi amigo Rouco, o el arzobispo de Sevilla Juan José Asenjo, por ejemplo. Ha consagrado la Sagrada Familia, ha peregrinado a Santiago y ha besado a niños, a muchos niños en los trayectos de su papa móvil. También ha abierto la boca (en una misa oficiada por hombres hombres y más hombres donde las mujeres solo aparecieron en la figura de unas monjitas que limpiaron el aceite con el que el Papa consagró la mesa del altar) regalándonos joyas como que la iglesia busca la realización de la mujer en el hogar y en el trabajo, condenando el aborto y pidiendo al estado que apoye el matrimonio natural. Sí, ese formado por un hombre y una mujer. "La Iglesia se opone a todas las formas de negación de la vida humana, y apoya cuanto promueva el orden natural en el ámbito de la institución familiar".
Sabias palabras. El papa power siempre dice sabias palabras. Si en su día la iglesia perdió el apoyo del mundo obrero, me temo que va por el mismo camino con la mujer y con los jóvenes. Autodestrucción, ya lo he dicho. Será que ellos también quieren volver a la antigua Grecia y a la sociedad patriarcal donde solo existía el matrimonio “natural”, como ellos dicen. O tal vez sean ellos y no nosotros los que con su moral, su naturalidad, sus vestidos color merengue y sus coches de gama alta aún viven en los años treinta.
Definitivamente el siglo XXI no cumple mis expectativas. Pero al fin y al cabo siempre me quedará Homero y la gramática griega. ¡Benditas lenguas muertas, benditas lenguas muertas!

1 comentario:

  1. Hmmmm... La iglesia esta mas que condenada a la cadena perpetua del olvido, y quizas tengan asta suerte y en alguna bibliotequita de pueblo se encuentren cientos de años despues un libro de historia recordando las religiones pasadas como ya pasara con Roma o egipto. A los jovenes no se nos ha recordado todo lo que hizo esa iglesia a los uqe muchos le prestan sus impuesto, esa que mato a personas, destrullo ciudades y paralizo la evolucion de la ciencia. Nestros dias en el siglo XXI se veran impregnados con titulares como los del papa contra los gays, el aborto de violancion o el sacar nuevos mandamientos. Simplemente diré que dios nos pille confesados!


    GoRa

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