“Yo creo que desde muy pequeño mi desdicha y mi dicha al mismo tiempo fue el no aceptar las cosas como dadas. A mí no me bastaba con que me dijeran que eso era una mesa, o que la palabra ‘madre’ era la palabra ‘madre’ y ahí se acaba todo. Al contrario, en el objeto mesa y en la palabra madre empezaba para mí un itinerario misterioso que a veces llegaba a franquear y en el que a veces me estrellaba”
(Julio Cortázar)

sábado, 18 de septiembre de 2010

La verdad del noveno mes




Septiembre es la época del año en que todos nos volvemos nihilistas. Despertarse a las siete de la mañana pierde todo su poco encanto, y nos volvemos reacios al café de máquina. Informes atrasados, carpetas en mano, la puta melodía de la vuelta al cole del corte inglés… por un momento todos somos pequeños Nietzsches y vivimos el eterno retorno: las eternas compras escolares, las colas en las papelerías para conseguir un boli bic, enterrar los cigarrillos que fumamos - o que nunca llegamos a fumar- en los típicos atascos de la época. Todo vuelve a su estado normal y volvemos a ser funcionariosestudiantestaxistasprostituas… Siempre negué a mi profesora de biología cuando rechazaba la teoría lamarckista que afirmaba que todo ser vivo se adapta al medio en el que vive para sobrevivir. Será que nunca ha vivido septiembre.
Hoy, tras los gritos de mi madre y como elemento de concienciación de que las cervezas de julio en la playa ya pasaron a la historia, he hecho limpieza en mi habitación. Decidí tirar varios apuntes viejos y decenas de libros de cursos pasados que colapsaban mi desquiciado escritorio. Es curiosa la sensación que se siente al ver todo tu trabajo durante trimestres compartiendo alcoba con los restos de las espinacas de anoche y un tetrabrik de Mercadona. ¡Ay, pobre Mendel, pobres ecuaciones que nunca resolví, pobre Voltaire, que acabáis siendo olvidados entre vómito de perro! Porque si de algo he aprendido durante mi etapa en el colegio es que nos enseñan a cómo olvidar perfectamente lo que un día aprendí (o creen que aprendimos), a cómo ser expertos en tirar apuntes a la papelera de nuestra habitación. Tanta revolución francesa, tantos esquemas comunicativos, tantas clases de educación para la ciudadanía para que acabe delirando en el contenedor azul . A día de hoy la mitad de los españolitos que obtenemos el título de la ESO somos analfabetos funcionales. Es decir, sabemos leer y escribir, pero no comprendemos. Pero no pasa nada, que seguiremos celebrando las victorias de la roja en vez de cambiar un sistema educativo que más que enseñar, destruye. Siempre me ha dado miedo la educación, lo reconozco. Siempre me he planteado hasta qué punto es lícito que un estado se haga cargo de la educación de sus ciudadanos, de forma que puede decidir qué enseñar y cómo hacerlo. No entiendo la inteligencia como “éxito escolar” y creo que el sistema educativo ofrece un claro racismo de inteligencia: es inteligente el alumno que responde de la forma en que un sistema social impuesto quiere que responda. ¿Quién decide cuándo una respuesta es incorrecta? No creo en respuestas falsas, más bien en posibilidades, en respuestas posibles, que son las que nos hacen pensar, las que nos obligan a razonar. Enseñar dentro de unos dogmas preestablecidos convergentes no enseña: adiestra. ¿Debe estar la escuela socializada, es decir, debe estar subordinada al sistema social donde el alumno es enseñado? La institución de lo educativo contribuye en muchas ocasiones a la constitución de nuestras propias conciencias. ..
Será que el noveno mes me obliga a veces a pensar o que me haya convertido en una especie de Nietzsche obsesionado con nuevos valores, con (no hace falta super, me conformo con hombres, personas) que sepan más que leer y escribir, o al menos, que sepan, pero… ¡qué coño, después de tanta LOGSE, LOE y la madre que los parió ya hasta un camello es más inteligente que nosotros!... Sin duda, septiembre es el mes más cruel.






1 comentario:

  1. Acabas, de hacerme sentir como una rata de laboratorio(no espera, suelo sentirme así). Bueno, septiembre es el mes en el que nos damos cuenta de lo que realmente es la sociedad. Pero, en realidad, si te pones a cabilar te das cuenta que no es solo este mes, cada uno de los meses en los que en teoria, toda la sociedad celebra y se lo pasa bien, nos muestra que somos solo marionetas. Pero, ¿que le vas a decir a una sociedad que esta y seguira estando mandada y dirigida por pensadores supremos no por ellos mismos?...

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